En estos días de Pascua, en
los que incita al entusiasmo del viaje y el descubrir nuevos lugares para el
descanso. No hay que olvidar, sea cual sea nuestro destino, el contacto con
nuestra querida Madre Naturaleza.
Ausentarse un par de horas
con o sin compañía, hace más fructífero nuestros días de andanza, para poder
disfrutar con los cinco sentidos lo que nos puede llegar a ofrecer cualquier
espacio natural.
Si nos refugiamos con el
pensamiento y respeto de que vamos a visitar un templo, como puede llegar a ser
la playa, un bosque, o cualquier zona
natural que nos reconforte. Debemos ser receptivos a todo lo que ocurre a
nuestro alrededor.
En este momento tan íntimo,
seas consciente o no de lo que ocurra quedará guardado en tus sentidos. Si
prestas atención a los olores que te rodean, serás capaz de ir descubriendo las
distintas fragancias de las flores que te envuelven, el aroma de los árboles, o
la brisa del mar…
Con el tacto, podrás sentir
cada paso firme en la tierra que pisas, pudiendo andar descalza por la orilla
del mar, incluso sacando a la niña jugando con las olas, o por el contrario, si
es la montaña tu morada de intimidad con la naturaleza, puedes abrazar un árbol
sintiendo la firmeza y fortaleza enraizados a la tierra. Es una sensación única
el poder sentir su palpitación. Añadir que las distintas familias de árboles
nos proporcionan distintas emociones y sensaciones.
Algo que no podemos eludir,
es atender a la música fusionada de las diversas aves del lugar, el balanceo de
las hojas con el viento, e inclusive el baile de las olas y su intensidad. Esta
fabulosa consonancia de sonidos, nos abre y esclarece la mente siendo más
perceptivos a todo cuanto nos rodea, es una sensación única que no tiene
precio.
Si vamos un poco más allá,
siendo consciente de todo lo anterior mencionado, podremos disfrutar aún más de cada sorbo de agua, o incluso cada
bocado de cualquier fruta que tengamos para poder beneficiarnos de todas sus
vitaminas y nutrientes ya que ellas son unas excelentes fuentes de energía.
Ahora bien, todo esto
aumenta su deleite cuando existe una claridad en nuestra visión. Observar un
lugar que nos despierta un gran bienestar y tranquilidad, quedará grabado en
nuestra memoria.
Ser y estar consciente en
ese momento, es una oportunidad única para atesorar y revivirla en cualquier
momento de estrés de tu urbanita vida. Cerrando los ojos y escuchando el latido
del corazón y centrándote en tú respiración, podrás evocar ese instante vivido.
"El mejor regalo que te
puedes hacer en estos días es una carga de pilas, con la energía que nos
proporciona la madre Naturaleza".
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